En 1952 Francisco Acosta, llega junto a su familia desde Polopos, su pueblo natal al sur de Granada en España. Con raíces puramente agrícolas y una tradición vitícola, movidos por su pasión de superación y una cultura de constante esfuerzo, se instalan en la provincia de Mendoza, donde continúan con la producción de uvas.
Esta tradición familiar y su infancia entre los viñedos, dio lugar a que en el año 2002 decidiera reestructurar la forma de producir uvas, buscando una alta calidad en los viñedos de una zona tradicionalmente productora como lo es el valle central de Mendoza. Nuevos sistemas de conducción y cepas de varietales de alta gama se conjugaron con sistemas de riego tradicionales para producir uvas de excelente calidad.
Los primeros años fueron exclusivos de un verdadero amor por los viñedos, es aquí donde su futuro se forja y donde más cuidados estos requieren. El transcurso de los años llevo a la necesidad de la propia bodega y fue así que sobre la base de una tradicional bodega de los años 70 se fundó una bodega de última generación. Otra vez buscando ese fino equilibrio entre la tradición y la tecnología que hacen de los vinos esa pasión única.
La elaboración de un vino, es un proceso que nace desde el mismo momento que una cepa es plantada y que se va desarrollando día a día con el cuidado de las uvas en el viñedo y los vinos una vez en la bodega. Es por esto, que quienes trabajan hoy con nosotros, han formado parte de este proceso desde su concepción, con gran compromiso y dedicación por lo que día a día hacemos.
La pasión por el vino y la búsqueda en cada instante del detalle y la calidad, nos lleva al desarrollo de nuevos viñedos en las zonas más altas de Luján de Cuyo. Donde aún estamos trabajando.
Este es el comienzo de una historia que se forja en una de las regiones vitivinícolas más bellas del mundo, una historia de pasión y de esfuerzo que buscamos transmitir en cada botella.